El odio que no logra silenciar a la ciencia: más del 50% de los divulgadores enfrentan ataques.
Desde insultos hasta amenazas de muerte, el problema afecta en mayor medida a las mujeres científicas que se dedican a comunicar. Algunas personas ya abandonaron sus cuentas.
La Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt) realizó una encuesta a 237 divulgadores y divulgadoras, de los que el 51 por ciento reconoció haber sufrido algún ataque tras hablar sobre ciencia en los medios de comunicación en los últimos cinco años. Esto afecta más a mujeres que a hombres y muchos abandonaron las redes sociales o dejaron de asistir a los medios para evitar campañas de odio o comentarios negativos. El estudio es el primero que realiza España para analizar las experiencias relacionadas con la exposición mediática que tienen los científicos y tomar cartas en el asunto.
En el estudio participaron 102 mujeres, 132 hombres, una persona no binaria y dos que no se identificaron. Según los datos recolectados por la Fecyt, tras divulgar en redes sociales, podcasts o en formatos tradicionales, como radio y televisión, durante los últimos cinco años, los y las científicas recibieron distintos tipos de ataques. El problema afecta más a las mujeres al representar un porcentaje de casi el 57 por ciento frente al 46 por ciento de los hombres.
Así, fueron blanco de insultos, comentarios sobre el aspecto físico, origen, etnia, ideología, religión, creencias, orientación sexual, identidad de género o sobre la capacidad e integridad profesional. A la vez, se registraron publicaciones de datos personales con el fin de crear perjuicio, el contacto intenso y repetitivo de personas o grupos concretos, amenazas de violencia física, sexual o de muerte.
En el marco de las redes sociales, la que emplean con más regularidad es X (antes Twitter), seguido de Instagram y, en últimos lugares, LinkedIn y Youtube. Casi el 59 por ciento afirmó que las experiencias negativas en medios de comunicación o redes sociales afectaron a su disposición a comunicar sobre ciencia.
Nadia Chiaramoni, comediante de Stand up científico y redactora de este medio, realiza divulgación a través de Instagram o en programas de televisión y streaming. En diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ, relata su experiencia: “Cuando trabajaba en el programa Crossover, hice una columna sobre pseudociencia, homeopatía y biodecodificación, y la subieron a Youtube. Me dijeron desde ignorante y gorda hasta que debería estudiar más y tener cuidado con lo que digo. Cuando subo algo relacionado a Abuelas de Plaza de Mayo y cómo la ciencia ayudó a la identificación de nietos, también tengo mucho hate”, cuenta.
Sobre las medidas adoptadas ante los ataques, las personas encuestadas plantean que recurren a la gestión de las redes sociales. El 16 por ciento de las experiencias negativas tuvieron como consecuencia dejar de divulgar o hablar con los medios. En este sentido, para que no le gane el odio de las redes y continúe con su divulgación, Chiaramoni ignora aquellos comentarios negativos sobre su cuerpo y capacidad científica; a la vez que eligió bloquear perfiles negacionistas.
Además, relaciona el ataque a divulgadores con la polarización que se vive, sobre todo, en redes sociales. Así lo explica ante la Agencia: “No sé si el ataque es solo a quienes divulgan sino a todo aquel que piensa algo distinto a lo que una o su grupo de pertenencia piensa. Si una persona consume homeopatía y yo le doy argumentos de por qué para mí eso no sirve, va a saltar. De la misma manera que, si hay una persona negacionista y ve una foto de Estela de Carlotto, va a enojarse. En el mismo sentido, si yo veo a alguien que critica las vacunas y tiene peso en las redes sociales, le voy a contestar pero no instigar al odio”.
Luciana Mazzini Puga
Agencia de Noticias Científicas UNQ.