Crisis en el Garrahan: alerta por fuga de médicos y salarios insuficientes.


Al año, la institución atiende 600 mil consultas entre presenciales y teleconsulta, realiza 10 mil cirugías de altísima complejidad y el 50 por ciento de los trasplantes pediátricos del país.


Los médicos denuncian el recorte presupuestario y el vaciamiento del hospital, a la vez que reclaman una recomposición salarial de más del 100 por ciento, un salario inicial igual a la canasta básica de 1.500.000 pesos y el aumento del pago de las guardias. Este plan de lucha coincide con el trasplante hepático realizado por el Garrahan y el Posadas, quienes utilizaron una técnica inédita en Argentina y América Latina. La excelencia de sus profesionales se contrapone con el menosprecio oficial.

Los salarios no son acordes a la formación que tienen los profesionales y a la oferta laboral del sector privado y de lugares del exterior, por lo que muchos médicos deciden irse a otro trabajo. Entonces, se pierde el capital humano de profesionales que se formaron durante 37 años en patologías de alta complejidad y en procedimientos que no se hacen en ninguna otra parte del país ni de Latinoamérica”, explica Pablo Puccar, médico pediatra y jefe de clínica de la sala 62 de internación del Hospital Garrahan, a la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.

De acuerdo con los números extendidos por la Asociación Civil y Gremial de Profesionales y Técnicos del Hospital Garrahan (APyT), el equipo de salud atiende por año 600 mil consultas entre presenciales y teleconsulta, realiza 10 mil cirugías de altísima complejidad, el 50 por ciento de los trasplantes pediátricos del país y el 40 por ciento de la atención de cáncer en pediatría. 

De hecho, de manera reciente, el Hospital realizó un trasplante de hígado exitoso con una técnica inédita en Argentina y la región: el órgano provenía de un donante pediátrico en parada cardíaca (también llamado asistolia, es decir, el corazón ya no funcionaba) y lo recibió un niño de dos años que estaba internado en terapia intensiva desde el 20 de noviembre y ahora se recupera de manera favorable.

“Estos hitos son un orgullo, pero el clima acá es de angustia. Trabajamos 8 horas como mínimo adentro del hospital e, históricamente, nos formamos allí de manera extra. Los nuevos profesionales no tienen eso porque deben asistir a segundos o terceros trabajos para poder subsistir”, cuenta Puccar. Y continúa: “Un profesional con doce años de formación académica y tres títulos universitarios, que es lo mínimo que tienen que tener para ingresar al hospital, está ganando alrededor de $1.500.000. Si tiene un hijo, paga alquiler, cuentas y demás, el sueldo no le alcanza”.

¿No hay plata para la salud?

Los trabajadores denuncian que no obtuvieron respuesta, exigen la presencia del ministro de Salud, Mario Lugones, y denuncian que se sienten desvalorizados. “La única respuesta que tenemos son las provocaciones del vocero Adorni y también los comunicados que hace el ministerio de Salud donde, cuando reclamamos incrementos salariales, nos dicen: privatizaciones de los hospitales públicos. En general, son provocaciones que no responden al problema real salarial”, manifiesta Gerardo Oroz, delegado de ATE en el Hospital, a la Agencia.

Mientras tanto, los profesionales continúan con su trabajo. “Nosotros no podemos parar, no somos una empresa de zapatillas que dejamos de fabricar. Tenemos internados continuamente 500 pacientes de altísima gravedad que no pueden ser atendidos en otra institución, atendemos el 40 por ciento de las leucemias del país e hicimos 120 trasplantes en el último año”, asevera Puccar.

Y agrega: “Uno no puede cerrar las puertas del hospital y, entonces, se vuelve una pelea muy dispareja. Te enfrenta alguien totalmente inmoral que pareciera, en cierto punto, que le da lo mismo si se muere gente o si no, y a nosotros eso no nos da lo mismo”.

Médicos con vocación y con múltiples trabajos

“El modelo de este gobierno apela a la salida individual. Algunos profesionales renuncian o buscan reducir sus horarios laborales. Pero la mayoría queremos sostener el funcionamiento de este hospital que brinda un servicio indispensable para la salud de los chicos en el país. No propiciamos que todo este malestar generado por la violencia estatal impacte en la salud de los niños, pero tememos que esto finalmente ocasione un deterioro de la actividad asistencial”, afirma Pedro Zubizarreta, jefe del Servicio de Hematología y Oncología del Garrahan a la Agencia.

Según la APyT, entre febrero y noviembre se perdió la misma cantidad de trabajadores que en los últimos diez años ya que muchos migran hacia el sector privado (donde las guardias, por ejemplo, se cobran tres veces más) o al exterior. A la vez, los bajos salarios hacen que los posibles ingresantes no se interesen por estos puestos de trabajo. 

Asimismo, Zubizarreta agrega: “El gobierno no tiene argumentación posible en contra del Garrahan. Por lo tanto, apela a una política de desgaste y desfinanciamiento a través de, por ejemplo, la caída del poder adquisitivo, la ausencia de nombramientos en reemplazo de puestos vacantes por renuncia o jubilación, los contratos que no se renuevan y el entorpecimiento para la gestión de insumos. Como emergentes de una política de Estado que supimos construir, vivimos esta agresión como una violencia injusta, en el marco de un vaciamiento del Estado de bienestar”.

Luciana Mazzini Puga.

Luciana Mazzini Puga.

Agencia de Noticias Científicas UNQ.